La aplicación del copyleft en el ámbito universitario se está extendiendo ya que en la mayoría de veces el profesorado apuesta más por la difusión y el reconocimiento que por modelos más enfocados a las ganancias económicas. Esta realidad está obligando a las editoriales universitarias a apostar por nuevos modelos de difusión sin abandonar el sistema tradicional.
El acceso abierto al conocimiento
Quizás el mayor reto al que se enfrenta actualmente el mundo universitario es el de definir el modelo de difusión del conocimiento para que la sociedad pueda acceder a él. Muchas universidades han apostado por firmar la Declaración de Berlín y apoyar el movimiento de acceso abierto que se promueve. Esta declaración y sus predecesoras, la de Budapest y Bethesda, han supuesto la base de un movimiento que apuesta por un acceso a los resultados de las investigaciones sin restricciones. Ya no se habla de un acceso público sino de un acceso libre o abierto, lo que supone que se puede acceder a un contenido y además tenemos la posibilidad de reutilizarlo porque el autor o el titular de los derechos nos lo permiten. El modelo que se plantea ya no es el de suscripción o el de pago por acceso sino que se plantea que el costo de la publicación recaiga en el autor o la institución.
La plasmación de estas ideas se ha desarrollado mediante dos caminos paralelos. Por un lado, el camino deseado o la ruta dorada, plantea que las publicaciones científicas vayan optando por el modelo de acceso libre y por lo tanto se pueda acceder y utilizar los contenidos sin restricciones siempre que se reconozca al autor. Paralelamente, el segundo camino, la llamada ruta verde, plantea que el autor realice un proceso sistemático de autoarchivo de sus publicaciones en determinados repositorios institucionales o temáticos.
El objetivo de iniciativas como BioMed Central, Public Library of Science (PLOS) y Wellcome Trust, es el de abrir el conocimiento a la sociedad mediante la obligación de publicar en algún repositorio abierto el resultado de las investigaciones en un periodo no superior a los seis meses después de la aparición del artículo en una revista. En caso de no cumplir este requisito, el beneficiario de la ayuda podría perderla al siguiente año. Una iniciativa similar se está analizando actualmente en la Unión Europea con el objetivo que el ciudadano no deba pagar dos veces: una para la investigación y otra para acceder a los resultados.
La idea es que los resultados de una investigación financiada con fondos públicos deben ser públicos.
En el mundo universitario la tendencia es ir abriendo las revistas científicas optando por modelos completamente abiertos o como mínimo híbridos. Si la institución apuesta por la difusión libre, la editorial que se encarga de las publicaciones debe ofrecer a los miembros de la comunidad la posibilidad de optar por el acceso abierto. Y este mismo modelo puede servir para los contenidos docentes que pueden ser ofrecidos de manera libre o incluso combinando un formato libre y un formato cerrado para públicos distintos.
Conclusión
Posiblemente la mejor opción es apostar por modelos híbridos y por sistemas de difusión distintos dependiendo del producto y el público.
Fuente: Ignasi Labastida i Juan. Licencia CC BY 2.5 ES.
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