La elección de una carrera universitaria es uno de los momentos más importantes en la vida de cualquier persona por todo lo que implica. Los nervios, la elección de un futuro inmediato ante el que creen no estar preparados, el miedo a equivocarse o, simplemente, la presión que puede implicar escoger una carrera la cual, aparentemente, no tenga muchas salidas profesionales, aunque sea aquello que uno ha soñado durante toda su vida. Si a esto le sumamos que en 2018 todavía hay carreras que se siguen asociando a hombres o mujeres, sobre todo en STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), la situación se complica todavía más.
Pero, ¿hay carreras de hombres y mujeres? La realidad es que no, pero los datos que muestran los estudios realizados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD) reflejan lo contrario. Si nos centramos en STEM la presencia de la mujer es menor que la del hombre y esto viene dado por los estereotipos de género que condicionan el vínculo de las mujeres con estas áreas de conocimiento, como también por la falta de estímulos y, sobre todo, por la falta de referentes en las que puedan verse reflejadas. Aun así, ejemplos, haberlos los hay: Mary Kenneth, la primera persona en obtener un Doctorado en Ciencias Informáticas en Estados Unidos. Participó en el desarrollo del primer lenguaje informático BASIC. Ada Lovelace, la primera persona en desarrollar un código de computación.
En cuanto a España, según los datos de matriculación de mujeres en carreras técnicas, la tendencia sigue siendo a la baja. Y, si comparamos las cifras de matriculación de los hombres, la diferencia es considerable puesto que en el anterior curso académico se matricularon 182.900 hombres frente a 61.495 mujeres. Pero no es todo tan desalentador como puede parecer ya que en la última prueba de acceso a la Universidad, más conocida como PAU o EBAU, fueron dos mujeres las que consiguieron sacar las mejores notas y una de ellas, Ana Ballester, estudiará Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Valencia.
Datos obtenidos de la Base Estadística de Educación del MECD
La tecnología es el futuro, y eso en innegable. Por ello es fundamental actuar contra la brecha de género y alentar en el ámbito femenino las competencias vinculadas con un pensamiento científico y técnico para cubrir la futura demanda. La imagen de las profesiones asociadas a la tecnología debe cambiar, para dar una mayor diversidad de perfiles. Además, la educación familiar, los métodos de evaluación adecuados o el propio proceso de socialización en los institutos y escuelas son claves para fomentar el interés de las mujeres en los estudios asociados con las STEM.